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Musée d'Orsay, París. 2016. |
Elegir un motivo único y repetirlo incansablemente, al amanecer o al final de la tarde, en cada estación, aplastado por el sol o azotado por la lluvia, tal fue el deseo de Monet, que lo conduje a pintar en serie. "Yo estudio mucho, me empeño en realizar una serie de efectos diferentes, escribe en una carta del 7 de octubre de 1890, pero en esta época el ocaso llega tan rápido que no puedo seguirlo... Me vuelvo tan lento trabajando que me desespero. Pero más avanza y más veo que hay que trabajar mucho para poder expresar lo que busco: la instantaneidad, sobre todo la apariencia, la misma luz difundida en todas partes, y más que nunca las cosas fáciles logradas rápidamente, me aburren."