Musée du Louvre, París. 2014. |
Hammurabi, sexto soberano de la dinastía amorita que se instaló en Babilonia a principios del siglo XIX antes de nuestra era, transformó este banal asentamiento en una brillantes capital cuyo poder se extendió por toda Mesopotamia. Pero el nombre de este rey ha pasado a la posteridad sobre todo gracias a su famoso Códice de Leyes grabado en varias estelas, del que el Louvre posee el único ejemplar completo. Tallado en un bello basalto negro de 2,25 metros, la obra se compone de dos escenas: en la parte superior, destaca el bajorrelieve del encuentro entre el rey y su dios y, por debajo del trono de la divinidad (el dios solar Shamash, patrón de la Justicia, se reconoce por las llamas que sales de sus hombros), aparece un largo texto grabado en una letra extremadamente elegante. Como códice de leyes, esta obra sería, además de muy copiada, un clásico de la literatura babilónica. Fue traída a Susa como botín por un rey elamita del siglo XII. Las excavaciones que dieron lugar a su descubrimiento se realizaron entre los años 1901-1902 y estuvieron a cargo de J. de Morgan.
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