miércoles, 12 de agosto de 2015

PAULUS POTTER, El toro, 1647.

Mauritshuis, La Haya. 2015. 
En el siglo XIX fue esta pintura la que hizo al Mauritshuis famoso, mucho más que las pinturas de Vermeer y Rembrandt. Este cuadro fue presentado como un modelo para la pintura holandesa por su impactante naturalismo y fue admirado por su gran formato (es el más grande de la colección del Mauritshuis).
Como ya hemos dicho, a pesar de su innegable naturalismo hay que tener en cuenta que el retrato del toro no corresponde a un animal real en sí mismo. Los cuernos y la papada son característicos de un animal de unos dos años; los dientes de uno de tres o cuatro; los cuartos delanteros están bien desarrollados; pero los cuartos traseros son delgados y suaves; además la perspectiva no es la correcta. 






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