Mauritshuis, La Haya. 2015. |
En el siglo XIX fue esta pintura la que hizo al Mauritshuis famoso, mucho más que las pinturas de Vermeer y Rembrandt. Este cuadro fue presentado como un modelo para la pintura holandesa por su impactante naturalismo y fue admirado por su gran formato (es el más grande de la colección del Mauritshuis).
Como ya hemos dicho, a pesar de su innegable naturalismo hay que tener en cuenta que el retrato del toro no corresponde a un animal real en sí mismo. Los cuernos y la papada son característicos de un animal de unos dos años; los dientes de uno de tres o cuatro; los cuartos delanteros están bien desarrollados; pero los cuartos traseros son delgados y suaves; además la perspectiva no es la correcta.
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